domingo, 1 de marzo de 2009

Zheni

La han matado. La han dejado tendida en el centro del salón en medio de un charco de sangre. Los rizos de su melena descansan sobre la alfombra gris formando una corona de bronce alrededor de su cabeza. Dos impactos en su pecho, dos agujeros por los que mana la sangre manchando su ropa. La ventana rota atestigua que dispararon desde el exterior, con un arma de proyectiles de larga distancia. Nunca sabré de quien era la mano ejecutora pero sé perfectamente quién dio la orden. Quién la ha matado. Me arrodillo junto a ella y hundo mi rostro en su cabello; inhalo su fragancia para recordarla, ahora que aún la desprende, por última vez. No quiero respirar más; quiero retenerla en mi interior, su vida en mi aliento, para que no se me olvide.

La conocí hace apenas unos meses. Zheni trabajaba en mi residencia en tareas de mantenimiento. En circunstancias normales nunca hubiera llegado a conocerla, en realidad nunca vemos a los operarios. Vienen durante las horas en que las casas están vacías; cuando los residentes de la colonia están en la Ciudad. Llegan desde los suburbios, desde los bloques de los trabajadores en las afueras; hileras interminables de edificios repetidos y grises.

No les es permitido mezclarse con nosotros, los ciudadanos, y raramente nos cruzamos con ellos a menos que estén efectuando alguna reparación de emergencia. Tenemos horarios diferentes en ciudades separadas. Yo no estoy de acuerdo con eso, pero así son las cosas. Así han sido siempre.

Soy un Técnico y trabajo para el canal estatal de televisión. En estos momentos estamos haciendo muchos cambios. Las nuevas tecnologías permiten reemplazar a las personas que trabajan delante de las cámaras por copias digitales. Da menos trabajo, menos gasto. A partir de ahora el locutor de las noticias, el chico del tiempo, el emblemático presentador del show de medianoche; todos ellos serán sustituidos por sus gemelos digitalizados. Ya no tendrán que repetir más sus papeles aprendidos; sus rostros, sus gestos, sus sonrisas y hasta sus tics serán recreados. Nadie notará la diferencia y a nadie le importará. A eso me dedico.

Deambulo por la casa sin saber que hacer, evito el salón. En mi aturdimiento sólo pienso en volver a ver las grabaciones donde la vi por primera vez. Fue en un día cualquiera al volver a casa; noté que los aparatos de mi pequeño estudio habían sido movidos; extrañado revise las cintas de seguridad: allí la descubrí. Había estado trabajando en mi casa, limpieza, mantenimiento, etc. Tenía una gracia especial, la observé mientras se movía por la casa haciendo su tarea con una mezcla de timidez y desenvoltura. En un momento determinado, se la puede ver abriendo la puerta de servicio, sorprendida. En la escena posterior es evidente que las tres chicas que entran son sus amigas. Asustada les dice que no deberían estar allí, que está prohibido. Ellas riéndose se van quitando los monos de trabajo y poco a poco la van calmando. Parece que deben saber quién soy y a que me dedico. Se reúnen alrededor de los aparatos de mi estudio y comienzan a jugar con ellos. Graban sus cuerpos con el escáner y se divierten vistiéndolos con los más variados conjuntos de ropa que encuentran en la base de datos. Los proyectan en la pared y se ríen como locas. Es un juego ingenuo pero divertido; inocente y peligroso. Ella se mantiene siempre con un semblante entre asustado e incomodo. Una de sus amigas, la más descarada y resuelta tiene que empujarla para que se deje grabar. Ella consiente sólo ante la insistencia de su amiga. Sólo en un momento, al probar un vestido blanco, sencillo pero elegante, se la puede ver sonriendo mientras observa su propia imagen en la pared. Esta preciosa, delicada y dulce. A las doce de la noche, justo diez minutos antes de que yo llegara a la casa, recogieron sus cosas, ordenaron las mías y se marcharon.

Después de descubrir aquella grabación decidí que tenía que conocerla. No había forma de saber donde estaba ahora, probablemente trabajaba ya en cualquier otra casa. La única información que tenía de ella era el registro ocular de acceso de ese día. Para encontrarla tuve que recurrir a mis contactos y pedir algunos favores. Con el mapa de su iris logré encontrarla en la base de datos de la empresa de mantenimiento y volver a destinarla a mi residencia. A partir de allí no fue fácil. Simule un error en los horarios y me quedé en casa escondido en lugar de ir a la Ciudad. Al principio se sorprendió mucho y se asustó bastante. Me costó ganarme su confianza pero poco a poco lo logré; conseguí que se sintiera más relajada, a gusto, como en su casa. Intentaba coincidir con ella unas horas antes o después del trabajo manipulando el registro de horarios. Notaba que le gustaba pero no acababa de vencer su miedo. Finalmente un día conseguí que se quedara conmigo a cenar.

¿Por qué quieres estar conmigo? Somos de mundos diferentes, me preguntó incrédula sonriendo tímidamente. Por eso mismo, le dije yo. ¿Por que? repitió. Por que en mi mundo no hay tu risa.

Me vestí con su mono y le hice la cena. Ella me miraba divertida. Después cogí el mono, salí al porche y allí mismo lo quemé. ¿Por qué haces eso? preguntó alarmada. Por qué no quiero que te vistas más para ellos.

Un día se quedó y ya no volvió más con los suyos. La dieron por desaparecida y las autoridades no investigaban demasiado la desaparición de un trabajador. A partir de ese día juro que fui el hombre más feliz en la tierra. Ella era diferente, dulce. Descubría la vida cada día. Pero a pesar de todas las precauciones que tomamos alguien debió descubrirla: la policía de la colonia, la comisión de ética, la agencia contra infiltrados, quizás la denunció algún vecino. No lo sé, da igual. Hijos de puta. Seguro que pronto vendrán también a por mí para acusarme de unas cuantas infracciones a su ética.

No importa, a mi ya no me importa. Ahora su cuerpo está en mi salón, tendido en el suelo, allí donde la quise viva. Juro que me las pagaran. Ahogo mi pena y salgo precipitadamente de casa. Me voy a la ciudad, a los estudios de televisión. Todos me conocen, nadie va a sospechar nada, hago unos cambios donde sólo yo puedo hacerlos.

Salgo de allí y voy a la colina que separa la Ciudad, nuestra ciudad, de sus barrios. Desde la ladera puedo ver las hileras de bloques grises iluminados por la retícula de farolas, regular, triste y monótona. Dos ciudades separadas, dos vidas diferentes, un solo canal de televisión. Y esta noche la verán todos por que así lo he preparado. Será siempre ella, presentando todos los programas; con su vestido blanco, su sonrisa tímida y sus gestos. Tan solo por esta noche los culpables pagaran viendo el objetivo de su ira mostrándose en sus salones, tan pura como era, tan inocente. Y la verán sus esposas, la verán sus hijos y sus amigos y parientes. Solo por esta noche su rostro les perseguirá y les señalará para que recuerden su belleza; para que la recuerden a ella y se avergüencen.

En el frío de la madrugada contemplo la negra noche mientras se libera mi venganza por el aire en forma de ondas hacía sus antenas. Y exhalo por fin de mis pulmones la fragancia rescatada de su pelo y vuelvo a respirar de nuevo.

xavims

4 comentarios:

David Finch dijo...

Me encanta Xavi.Aquí(y en tantos otros relatos)tienes un estilo
"1984" que me agrada mucho:ultilizar un pseudofuturo pesimista con gran separación de clases.demuestras una gran imaginación y afición a la ciencia-ficción.Muy bien comenzado,muy bien cerrado.Lo único que trabajaría más es el momento que se enamoran,esto es hilar fino(como está,funciona),darle una mica más de verosimilitud,añadir unas frasecillas nada más.Por lo demás,excelente,siempre disfruto de tus relatos.
saludos

Unknown dijo...

Xavi, me ha gustado.
Tu forma de escribir en este relato es muy visual y casi también puedo olerla.. sentirla...
Veo también el mundo que planteas.
Me gustó la idea, además de la técnica utilizada! ;)
L

tallerdedibujos dijo...

Hola xavi, soy estudiante de diseño Gráfico de la Bolivariana. tenemos un ejercicio de ilustración y me parece muy interesante tu forma de narrar, además que el inicio de tu texto está justo en el climax de la historia. será posible escribirte un correo para preguntarte algunas cosas? GRACIAS

otra pregunta: ¿la historia es un plagio creativo de que otro texto?

Xavims dijo...

Hola, Arte Religioso
Estoy al corriente de vuestro ejercicio (Sebas nos ha avisado). Si tienes alguna pregunta este es mi correo xavims@hotmail.com
Efectivamente el relato es un plagio creativo del cuento de la cenicienta que nos propusieron en el taller de escritura creativa.
Un saludo