miércoles, 11 de febrero de 2009

JOAN BARRIL
Se le llama civilización, cultura, a veces religión o una mezcla de ambas. Pero el disco duro de la humanidad se basa en creencias y prácticas que jamás son cuestionables. Así se entiende que nadie, cuando aprietan las tripas, se ponga a defecar en la vía pública. Así se comprende que ningún padre pueda asistir al sufrimiento de un hijo. Así se explica que admitamos que la Tierra es redonda y es un planeta más.Cuando se nos dice que en Italia hay un gran debate sobre la muerte de Eluana Englaro no es verdad. Un debate intenta dar argumentos al contrario para que abandone los suyos. No es este el caso de la desconexión de Eluana. Sus padres, los primeros que han asistido al sufrimiento de su hija, han aceptado el diag- nóstico de los médicos, han acudido a la justicia, han esperado y solo cuando la justicia les ha dado la razón, han procedido a una carrera inhumana para encontrar un establecimiento donde su hija pudiera ser concebida como un cadáver más. Difícilmente, los partidarios de esta solución habrán dudado a lo largo de esos largos años. Para ellos, la desconexión de Eluana no era una cuestión opinable. Esos padres no pretendían invadir las conciencias de los que estaban en contra de su decisión. Simplemente estaban esperando que la justicia hablara para hacer las cosas bien.Enfrente tenían a otras personas para las que la idea de la vida tampoco era opinable. Esa gente tiene todo el derecho a creer que la vida depende de Dios y que, si Dios ha decidido encarnizarse con Eluana, lo único que pueden hacer los padres es aguantarse y esperar a que se produzca un hecho milagroso. La actitud vaticana también es comprensible. Nadie en su sano juicio aspira a que el Papa actúe contra su propio manual de instrucciones. Pero ahí está Silvio Berlusconi, un hombre que ha violentado las leyes para evitar la cárcel, dispuesto una vez más a violentar las leyes para llegar desde el Gobierno italiano allí donde no se llegaba desde el Estado vaticano.No es un debate: es la libertad individual contra el totalitarismo. Es el sufrimiento de las personas contra la exaltación de una idea. No es un debate, porque no hay nada que debatir. A un lado, los ciudadanos se han dotado de un sistema político para las cosas del común. Al otro, los creyentes se han dotado de unos valores que les dan esperanza y convicción. Que esos ámbitos no se mezclen sería lo deseable para que la política no se degrade y la religión se ennoblezca.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola compañeros, me disculpareis por incluir un artículo de prensa en nuestro blog, pero considero que la ocasion lo merece. Creo que es un articulo excelente, por como está escrito y por el tema que trata, tan actual y tan manipulado. En pocas palabras se puede dar una idea clara y diafana de las cosas.

David Finch dijo...

Cuanta razón.Respeto primero.Libertad después.Pero siempre respeto y SIEMPRE, Libertad.Abajo Berlusconi,arriba la legalización de la eutanasia circunstancial y para la iglesia(para la fé,mejor dicho)...respeto.